Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre
vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que
piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada
uno.
- Romanos 12:3
Dios repartió a todo creyente la medida de fe el día que nació de nuevo.
Efesios 2:8-9
8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe;
y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
9 no por obras, para que nadie se gloríe.
Dios le dio a cada creyente la fe, si alguien nace de nuevo en ese
momento la fe viene a su corazón.
Romanos 10:8-17
8 Más ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu
corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos:
9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu
corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo.
10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se
confiesa para salvación.
11 Pues la escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será
avergonzado.
12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es
Señor de todos, es rico para con todos lo que le invocan;
13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
14 ¿Cómo, pues, invocaran a aquel en el cual no han creído? ¿Y como
creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y como oirán sin haber quien les
predique?
15 ¿Y como predicaran si no fueren enviados? Como esta escrito: ¡Cuan
hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas
nuevas!
16 Mas no todos obedecieron al evangelio: pues Isaías dice: Señor,
¿quién ha creído a nuestro anuncio?
17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.”
El día que nos predicaron el evangelio la fe vino a nosotros para poder
recibir la vida eterna; en ese momento, cuando recibimos a Jesús vino la fe a
nosotros.
2 Tesalonicenses 3:2
2 Y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es
de todos la fe.
Es evidente que no todas las personas tienen la fe
sino solo aquellos que han recibido a Jesús. El asunto es que si ya tenemos la
fe como podemos hacer para aumentarla.
En el pasaje de Romanos vemos que hay tres elementos para la fe:
1. El que da el mensaje
2. El mensaje
3. El oyente
Veamos en el capitulo 10 y 11 del libro de Hechos la conversión de
Cornelio.
En los versos del 1 al 6 del capitulo 10 dice: “Había
en Cesárea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la
Italiana, piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas
limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre. Este vio claramente en una visión,
como a la hora novena del día, que un ángel de Dios entraba donde él estaba, y
le decía: Cornelio. El, mirándole fijamente, y atemorizado, dijo: ¿Qué es,
Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante
de Dios. Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene
por sobrenombre Pedro. este posa en casa de cierto Simón curtidor, que tiene su
casa junto al mar; él te dirá lo que es necesario que hagas.”
En este pasaje, vemos dos cosas. Lo primero es que
por más justos que seamos, esto no es suficiente para recibir la salvación. No
importa lo bueno que seamos, nuestras obras no son suficientes para darnos la
salvación.
En el verso 22 vemos el testimonio que dieron de
Cornelio: “Ellos dijeron: Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de
Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos, ha recibido
instrucciones de un santo ángel, de hacerte venir a tu casa para oír tus
palabras.”
No es suficiente ser bueno a los ojos de los demás,
necesitamos oír las palabras de la salvación.
Lo segundo que vemos es que los ángeles no pueden
predicar el evangelio, Dios no les encomendó esa tarea a ellos sino a nosotros.
Es por eso que Jesús nos dio La Gran Comisión en Marcos 16:15-16: “Y les
dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que
creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
En Hechos 11:11-17 Pedro relato al concilio de
Jerusalén lo que sucedió: “Y he aquí, luego llegaron tres hombres a la casa
donde yo estaba, enviados a mí desde Cesárea. Y el Espíritu me dijo que fuese
con ellos sin dudar. Fueron conmigo estos seis hermanos, y entraron en casa de
un varón, quien nos contó como había visto en su casa un ángel, que se puso en
pie y le dijo: Envía hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por
sobrenombre Pedro; el te hablará palabras por las cuales serás salvo tu y tu
casa. Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también,
como sobre nosotros también al principio. Entonces me acorde de lo dicho por el
Señor cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis
bautizados con el Espíritu Santo. Si Dios, pues, les concedió también el mismo
don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que
pudiese estorbar a Dios?”
Notemos que Cornelio necesitaba oír palabras, para
poder ser salvo. Y al oír esas palabras es que recibió la vida eterna.
En este pasaje vemos los tres elementos de la fe:
1. El que da el mensaje fue Pedro.
2. El mensaje fue la predicación del evangelio.
3. El oyente fue Cornelio y su casa.
De ahí vemos que la fe para salvación vino por el oír la predicación de
la Palabra, específicamente en el área de la salvación.
El Logos y el Rhema
En Romanos 10:17 dice: “Así que la fe es por el
oír, y el oír, por la palabra de Dios.”
Es interesante notar la palabra griega que se usa para palabra. Hay dos
palabras que se usan en el Nuevo Testamento para palabra:
1. Logos: Nos habla de toda la Biblia en conjunto, toda junta en
un paquete. La Biblia desde Génesis hasta Apocalipsis.
2. Rhema: Nos habla de una materia específica, de un tema de la
Palabra de Dios.
La base de la fe es la Palabra de Dios; por eso, debemos entender que
aspecto de la Palabra de Dios se necesita, para poder conseguirla.
En este pasaje bíblico, se utiliza la palabra Rhema; es decir, la fe
viene cuando estamos oyendo una y otra vez un tema específico de la Palabra de
Dios.
Notemos que la fe no viene por oír una sola vez la Palabra, sino por el
oír de una manera continua la Palabra de Dios.
Mucha gente no recibe de Dios, porque no se toman tiempo para dejar que
la fe crezca en su corazón. A lo largo de la Biblia podemos ver que debemos ser
diligentes en nuestro estudio de la Palabra.
En Josué 1:7-9 dice: “Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para
cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te
apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas
las cosas que emprendas. Nunca se apartara de tu boca este libro de la ley,
sino que de día y de noche meditaras en el, para que guardes y hagas conforme a
todo lo que en el está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y
todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no
temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que
vayas.”
En este pasaje vemos que Dios le dice a Josué, que la clave para el
éxito en la vida se encuentra en el estudio diario de la Palabra de Dios. No
solo una vez a la semana sino algo constante.
Si queremos tener fe para recibir de Dios necesitamos pasar tiempo en la
Palabra de Dios para recibir lo que necesitamos.
Otra cosa que debemos entender es que a la hora de estudiar la Palabra
de Dios siempre debemos tener un norte.
Mucha gente lee la Biblia como si leyera un el horóscopo; toma la Biblia
y le dice al Señor: “que tienes hoy para mi,” la abren y lo que les
sale, es lo que piensan les está diciendo Dios.
Un hermano que usaba ese método, abrió su Biblia donde dice: “Judas
fue y se ahorcó”; cuando lo leyó, pensó: “seguro que Dios se equivocó,
leeré de nuevo para estar seguro.”
Volvió a abrir la Biblia y encontró: “Anda tu y haz lo mismo.” Al
leer dijo: “Necesito una confirmación.”
La tercera vez abrió la Biblia y encontró: “Apresúrate, no te
detengas;” y fue y se ahorcó.
Esa no es la manera de leer la Biblia, ni es la manera de buscar
dirección de Dios. En Romanos 8:14 vemos la forma como Dios guía a sus hijos: “Por
que todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de
Dios.”
La forma en que Dios guía a sus hijos es a través de Su Espíritu.
Volviendo a nuestro tema; debemos de ser específicos a la hora que
queremos desarrollar la fe en nuestras vidas. En Gálatas 6:7 dice: “No os
engañéis; Dios no puede ser burlado; pues todo lo que el hombre sembrare eso
también segara.”
En la parábola del sembrador, en Marcos 4:14 dice: “El sembrador es
el que siembra la palabra.” Nosotros somos los que sembramos la Palabra en
nuestros corazones; y cada semilla produce una cosecha en nuestras vidas.
Si siembras semillas de salvación, eso es lo que recibirás en tu vida.
Si siembras semillas de prosperidad, recibirás fe para prosperar. Si siembras
semillas de sanidad, tendrás fe para ser sano.
Aunque en este caso estamos hablando de la salvación, esto puede
aplicarse a cualquier área de la Biblia
Fe Para Sanidad
Ahora veremos este proceso de la fe en la sanidad divina.
En Hechos 14:7-10 dice: “Y allí predicaban el
evangelio. Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los
pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. Este oyó hablar a Pablo, el
cual, fijando en el sus ojos, y viendo que tenia fe para ser sanado, dijo a
gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y el saltó, y anduvo.”
En este pasaje vemos a los tres elementos en el proceso de la fe:
1. El que da el mensaje es el apóstol Pablo
2. El mensaje es el evangelio
3. El oyente es el cojo de Listra
Hemos visto que la fe viene cuando un oye la Palabra de Dios; aquí vemos
que Pablo estaba predicando el evangelio.
¿Qué es el evangelio? Evangelio significa buenas noticias. En Lucas
4:18-19 el evangelio es descrito: “El Espíritu del Señor esta sobre mi, por
cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar
a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a
los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable
del Señor.”
En Hechos 10:38 vemos quienes son los oprimidos: “Como Dios ungió con
el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y como este anduvo haciendo
bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con
él.”
Cuando Pedro predico a Cornelio y los suyos, les dijo que los oprimidos
que Jesús vino a liberar eran las personas enfermas. Y además que el opresor es
el diablo.
Por eso, cuando Pablo le predico el evangelio al cojo de Listra, le
estaba diciendo que Jesús había venido a librarlo de su enfermedad, y eso
produjo la fe en el para recibir su sanidad.
El cojo hizo tres cosas para poder recibir su milagro:
1. Oyó el evangelio.
2. Tuvo fe para ser sanado.
3. Actuó en la palabra de Pablo.
Este milagro que recibió el cojo también lo podemos recibir nosotros. Si
tu sigues estos tres pasos también recibirás las cosas que necesitas para tu
vida.
Tú ya tienes la fe, así que como este cojo de Listra debes ponerla en
operación.
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